Consultoría con inteligencia emocional

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Consultoría con inteligencia emocional

Pareciera que consultoría e inteligencia emocional no están relacionadas en lo absoluto. Sin embargo, se demostrará que estos dos aspectos están estrechamente relacionados. La consultoría en cualquier campo debería ser de personas a personas. A continuación, se exponen las razones.

¿Cuáles aspectos son importantes en un proceso consultivo?

En un proyecto de consultoría y en la ejecución de proyectos en general, se debe contar con tiempo para planear, ejecutar y controlar, así como también se debe tener tiempo para el relacionamiento entre interesados. Es preciso mencionar que no se trata de darle un enfoque completamente diferente a los procesos consultivos, no se busca volver el proyecto algo plenamente lúdico y de esparcimiento, pero sí se le debe dar especial importancia a la interacción entre todas las partes interesadas, teniendo en cuenta sus motivaciones e intereses. Algunas firmas de consultoría pueden contar con consultores altamente capacitados a nivel técnico pero que demuestran baja capacidad empática en cuanto a relacionamiento con los interesados. Es difícil incorporar recursos al equipo de trabajo que además de tener experticia en el campo técnico cuenten con las cinco aptitudes emocionales que hacen parte de la inteligencia emocional según el psicólogo Daniel Goleman: autoconocimiento, motivación, empatía, autorregulación y destreza para las relaciones.

¿Cuál debe ser el diferencial de un proceso consultivo?

No se pueden considerar como exitosos los proyectos terminados donde únicamente se ejecutó a cabalidad lo plasmado en el acta de constitución en etapas tempranas, si no se generó intimidad con el cliente y no se tejieron redes interpersonales y bidireccionales consultor-cliente. Simplemente se ha cumplido con el plan de trabajo, pero se podría ir más allá al construir lazos empáticos con los interesados mientras se cumple técnicamente con el alcance del proyecto.

De esta manera, no solo se generan ventajas para ambas partes, sino que también se tendrá una oportunidad inminente de conectar en un futuro con el mismo cliente; es lo que en marketing se conocería como fidelización. Se estaría utilizando esta herramienta y técnica de ventas no solo después de terminar el proyecto, sino durante todo el proceso de consultoría. Esto sería un gran diferenciador entre firmas consultoras ya que pueden existir organizaciones de consultores para clientes, así como organizaciones de personas para personas. Cuando se tiene la segunda, evidentemente se crea un efecto “contagioso” ya que el cliente empezará a comportarse de la misma forma que es tratado, creando un entorno armonioso mientras se ejecutan las tareas normales del proyecto.

¿Cómo se relaciona la consultoría con la inteligencia emocional?

Continuando con la definición de éxito, el factor decisivo para alcanzarlo a nivel de procesos consultivos no es únicamente la experticia técnica, sino también, y no menos importante, las aptitudes emocionales que son medidas por el coeficiente emocional (CE). Aunque suena utópico contar con el talento humano que cuente con estas habilidades, es preciso optar por empezar a desarrollar un nuevo “mindset cultural” desde el corazón de las organizaciones consultoras que permita formar personal con dichas aptitudes. Este cambio cultural logrará generar cambios sustanciales en los procesos de contratación y en la formación de recursos actuales.

Según Goleman, quien obtuvo reconocimiento mundial por su bestseller “Emotional Intelligence”, la inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. Este concepto está siendo considerado incluso por el Project Management Institute (PMI) en la sexta versión del PMBoK y lo describe como “…la capacidad para identificar, evaluar y gestionar las emociones personales y la de las otras personas, así como las emociones colectivas de grupos de personas…”.

¡Es hora de darle más relevancia e importancia a las habilidades emocionales dentro de las organizaciones!